Laura Palmer, Laura Palmer.
Musa de los camioneros.
Escándalo de las beatas.
Reina de todos los renos.
Pirómana enguantada
que te escapas del pueblo
para incendiar el monte
de los leñadores recios.
Vendiste tu cuerpo tierno
para derrotar al miedo
que en ti produce el rechazo,
la soledad y los complejos.
Pierdes el tiempo mirando
tus pechos en el espejo,
tus nalgas y tu cintura
y tu trïangular sexo.
La noche que te perdiste
ibas colgada del pecho
de un amante ocasional,
como si fueras llavero
o crucifijo de oro,
o una pata de conejo.
Después de varios canutos
jarras de cerveza y besos,
te metiste en un vagón
abandonado y desierto.
Y allí te tragó la noche.
No tuvo piedad el viento
cuando perdió por barrancos
tus gritos y tus lamentos.
El lado más inhumano,
más salvaje y más perverso
se te mostró como un búho
con los plumajes de hierro
que hizo trizas tu carne,
tu juventud y tu deseo.
Hoy bajo una cascada
te encontraron sin remedio.
Descansa mi Laura Palmer.
Reina del musgo en el cielo.
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