lunes, 13 de febrero de 2012

SABES.

Sabes que el tiempo pasa mientras la tarde de febrero se desgrana, cae al lagar y es pisada en el horizonte. El licor de esta tarde de invierno es de alta graduación, está contraindicado para escritores que no escriben por su alto contenido en melancolía. Presientes la cercanía de una visagra estacional que traerá consigo la primavera pero ya eres demasiado viejo para jugar a comportarte como un idiota herido por Cupido. No es lo mismo. Los balcones son demasiado altos para trepar a ellos y a tu guitarra le faltan dos cuerdas. Seguramente a tu amada se la estará follando otro. No importa.



Tu casa está hecha con las piedras de los caminos que pisaste hasta aquí en tu error. Adelante hallarás mucho más material y parcelas para edificar, presientes, pues tu morada no permanecerá quieta y será preciso proseguir. No te dejes engañar por las estaciones, al fin y al cabo sólo son accidentes. Pero no dejes de escribir y abrígate con una manta en las frías noches de invierno, y guarda algunas piedras para construír una piscina para el verano. Aunque tengas que marcharte no dejes que el sol se quede sin espejo para mirarse en las calurosas tardes, mientras huyes montaña arriba hacia la zona de nieve perpetua.