viernes, 12 de noviembre de 2010

Abierto hasta el amanecer

La barriada es una casa en fiestas
 sin gente sumergida en un pantano
 cuando recibe a la noche encendida.
 Andas por sus pasillos adornados
 con plantas que te parecen acuáticas
 y subes escaleras que te llevan
 a azoteas donde se pierde el sueño.
 Estas horas son los peces dorados
 de los estanques de un parque en sombra.
 Besan con sus bocas las piedras verdes
 cada vez más débilmente hasta el alba.
 Sabes que tu corazón no es la llave,
 que tu propïedad no es eterna
 y que tus pies no acotan los espacios.
 Esas motos que pasan te lo advierten
 cuando muerden como escualos tus oídos
 y con la misma rapidez se ocultan
 bordeando el coral de las rotondas.
 Pero hay algo aquí que no encaja.
 El rumor nocturno de la ciudad
 es como un murciélago transparente.
 Esta sitüación te sobrepasa.
 Esa fauna salvaje que observas
 no puede contenerse en un prisma,
 no en un cerco líquido tierra adentro.
 El agua negra borra tus sentidos
 y ante la confusión se te presenta
 una oportunidad para morir
 al vaivén melódico suburbano.
 Tras conocer tu error caminas rápido
 por las galerías del edificio,
 que se alzan como una trampa romana
 de historias que un día leíste
 de banquetes desiertos y hombres-lobo.
 Pasadizos que guardan en su vientre,
 más allá de las antorchas y viandas,
 bajo el asfalto como un espejo
 donde se admiran los labios en polvo,
 un telón de cuchillos con tu nombre.
 Pero no deja de tener encanto
 este peligro húmedo que pisas
 en las lúgubres bodegas del miedo.
 Es cierto que no has visto a las vampiras
 maestras de la danza de la serpiente
 cuya sola mirada paraliza
 al desdichado que osa indagar
 en sus secretos ocultos por siglos.
 Pero es tu realidad la que se impone,
 la que observas, la que estás palpando.
 Más sangrante que una mala película,
 más que todos sus actores ridículos.
 Y cuando llegas a la boya entiendes
 que estabas en un mar sin darte cuenta.

4 comentarios:

  1. "Pero hay algo aquí que no encaja"

    Venir a molestar, no encaja. Romper este silencio, no encaja. Pero... como dejar una huella de frente sin marcarlo...

    Sísí... para "baruyo", LDA.
    Saludos Buzo!

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  2. Este poema expresa las sensaciones que uno tiene al volver de madrugada a casa caminando por las calles. Las calles de Sevilla, Buenos Aires o cualquier ciudad a esas horas son como el fondo del mar en los reportajes de National Geografic, cuando los nautilus buscan los peces abisales. No hay diferencia entre el Océano Indico o el Atlantico.¡Un saludo, Julieta!. Tienes un nombre muy literario,je,je. El mío es más bien evangélico.

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  3. He leído de un tirón todas tus entradas que llevan la etiqueta “vidrieras del instante”. Están llenas de… yo lo llamo “quiebros”, especie de juegos de palabras en las que el sustantivo y el adjetivo no parecen hermanar y, sin embargo, en esos juegos es como que se funden sensaciones que dan la impresión de que se encuentran justo en el hecho de desencontrarse.
    Es lo que yo percibo, claro; la falta de linealidad que por mucho que los humanos — tan tendentes a la racionalidad — nos esforcemos por mantener a raya se nos escapa o… pensándolo dos ves, es tal vez al revés, tendemos a la no linealidad pero tenemos aprendido y asumido que hay que proceder con orden, con coherencia, y que los hechos se nos muestren secuenciales, encadenados por una lógica que de tan aplastante asfixia.
    Por eso te he leído de un tirón, porque rompes de continuo la secuencia.
    Tal vez expreso mejor qué quiero decir si te invito a visitar mi blog y buscar ahí la etiqueta “silogismos”.
    Nota: No te sientas en la obligación de comentar, soy consciente de que no se entiende nada; pero es una especie de impulso que me domina a veces, y no lucho contra él.

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  4. Buzo a Afrodita: Se agradecen los comentarios, siempre son bienvenidos a este blog y me gusta contestarlos. LLevas razón en lo que dices. Estos versos agrupados en una especie de plaquette (no se si se escribe así) o categoría los escribí hace algunos años. Dentro de su desorden o explosión disparatada de palabras que evocan imágenes hay un orden que como autor conozco o al menos conocí mientras los escribía. Sabía lo que quería escribir pero al mismo tiempo mientras lo hacía me dejaba llevar. Son poemas fijos, como las piezas de una vidriera, como instantes que guardamos en la memoria, de ahí el título. Eso mismo es la poesía, racionalidad e improvisación o ni siquiera eso, es tan difícil definirla... Has hecho bien en leer los poemas de un tirón pues por sí solos tienen significado, pero forman parte de un todo. No podría incluir ninguno más en esa categoría porque se trata de una estructura cerrada.
    Me sorprendo al releerlos porque no sé si podría volver a escribir algo así, hace tiempo que no toco la poesía pues espero el momento oportuno en que ésta me llame (es diferente a la prosa, es especial, llega, no se busca). Si escribiera un poema ahora sería con un estilo diferente, creo.
    Una vez comenzados los poemas los terminé del tirón sin apenas corrección, aunque creo que se ven algunos cortes... Tal vez dejara alguno empezado para el día siguiente... Me gustaron así. Casaban bien con la idea...
    Me pasaré a ver lo que dices. ¡Un saludo!.

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